En Abriendo Paso (Parte 1) hablamos de la limpieza digamos, más ‘evidente’, limpiando nuestro cuerpo con estrategias tanto internas como externas; además de cómo al limpiar nuestro entorno, damos oportunidad de que fluya la energía a nuestro alrededor, generando un efecto positivo en nosotros. Ahora vamos a ver la otra cara de la moneda, limpiar desde lo más profundo de nosotros y la manera en la que esto influye en nuestra realidad externa.
La clave de esta limpieza, es que requiere de trabajo constante, no podemos esperar resultados mágicos, ni de un día para otro, o mucho menos que con un día que le dediquemos ya se mantenga limpia para siempre, digamos que es como la cocina, mientras la utilicemos, siempre habrá cosas que poner en su lugar, trastos que lavar, superficies que limpiar y basura que tirar, la vida es igual, cada experiencia nos dará oportunidades para llevar a cabo acciones que nos ayuden a crecer, trascender y eso es algo que nunca se acaba.
Desempañando el espejo.
Una parte importante de nuestro entorno, es la gente que nos rodea, pero curiosamente para que esta limpieza pueda darse de manera profunda, es necesario comenzar en nosotros mismos; no se trata de que te vuelvas una ermitaña y te vayas a vivir a una montaña, aunque pasó por mi mente alguna vez :p, sino al contrario, nuestra experiencia en este mundo se enriquece justamente de nuestras relaciones con los demás, pues ellos actúan como espejos de nosotros mismos, ayudándonos a reconocer situaciones que debemos trascender o mejoras que podemos hacer en nosotros, entonces si sentimos que la negatividad o nivel de energía de quien nos rodea, no va con nosotros, y queremos mandar a volar a todo el mundo, sería importante hacer una evaluación de nuestras interacciones con los demás, reconocer el propósito de las personas en nuestra vida, y las características que estamos reflejando en ellos, porque de nada servirá poner distancia si no somos capaces de trascender las situaciones, y de entender que es por algo que estamos reflejando en ellos, pues seguirán apareciendo en nuestras vidas una y otra vez.
Es decir, si constantemente vivimos las mismas situaciones, con la “misma persona” en diferente cuerpo, por ejemplo, todas tus relaciones de pareja son siempre con el mismo “tipo de persona” y tienes los mismos “problemas”; poner distancia no es suficiente, tenemos que hacernos conscientes de lo que está pasando, y veremos cómo esta limpieza se da solita, pues una vez que “esta persona” cumpla su propósito dejará de aparecer en nuestras vidas y empezaremos a atraer a las personas correctas.
Claro que, si estamos rodeadas de personas tóxicas que en lugar de ayudarnos a crecer y aportar a nuestra vida, nos hunden más y más, poner distancia cordialmente será lo mejor, sobre todo si estamos tratando de trascender.
Nuestros pensamientos y creencias limitantes.
Algo que suele ocupar espacio innecesario en nuestra mente porque más allá de ayudarnos nos bloquea, son las creencias limitantes, así que ya que estamos entradas en la limpieza, sería útil empezar a poner atención y reconocerlas para empezar a depurar.
Para reconocer las creencias limitantes es importante hacer una autoevaluación, valorar las áreas de nuestra vida en las que tenemos dificultades, y a partir de eso, hacernos preguntas, que nos ayuden a dilucidar qué creencia nos está limitando.
Nuestros pensamientos, se derivan de programas que han sido implantados ya sea por generaciones pasadas, durante nuestra gestación, en nuestra infancia e incluso a lo largo de nuestra vida, es aquí donde las creencias limitantes hacen de las suyas, pero difícilmente nos damos cuenta de esto en el momento en que está sucediendo y vivimos repitiendo los mismos pensamientos durante todo el día, y día tras día, por lo que es importante “cacharnos” cuando sucede para poder iniciar una limpieza a fondo.
La mejor forma de depurar pensamientos negativos es sustituirlos por pensamiento positivos: es decir, en el momento en que nos damos cuenta de que estamos teniendo un pensamiento negativo por ejemplo, juzgándonos por algo o juzgando a alguien más, detenernos y cambiar el pensamiento por uno en positivo, ser compasivas tanto con nosotras mismas como con los demás; ser agradecidas, cuando estamos a punto de quejarnos y dejar salir un mar de negatividad, agradecer y ver cómo cambia nuestra perspectiva de las cosas; y lo más importante, recordar que el primer paso es darnos cuenta de que lo estamos haciendo, tan solo hacernos conscientes hace una gran diferencia.
Nuestras emociones.
Las emociones son súper importantes a la hora de hacer nuestra limpieza, y lo ideal sería aprender a gestionarlas desde que están ocurriendo, entender que tienen una función, que está bien sentirlas, que son pasajeras y que dejar ir es fundamental; sin embargo, no es algo que se nos haya enseñado de pequeños, por lo menos a la mayoría, sino por el contrario, es muy común que o nos guardemos las emociones, principalmente las negativas, o que cuando escuchamos que nos hacía daño guardarlas nos hayamos dado de topes tratando de expresarlas.
Y sí, es un realidad que nuestras emociones juegan un papel importante en nuestra salud y sino sólo observa cómo cuando no has podido comunicarte como quisieras, te empieza una irritación en la garganta o cuando te sientes incomodo ante una situación ya te dio dolor de panza, tan solo pensar en la mariposas en el estómago debería darnos una pista, ¿no?
Pues bien, es necesario limpiar todo lo que traigamos arrastrando, porque a la larga sólo terminará por somatizarse, es decir crear síntomas de una enfermedad, así que si llevamos meses o años con un rencor atorado, es hora de dejarlo ir, ¿has escuchado que el perdón te libera o que el que se enoja pierde? pues es algo completamente real, no hay nada mejor que perdonar, perdonarte a ti y a los demás.
HERRAMIENTAS PARA DEJAR IR:
Te perdono, de corazón.
Una forma de trabajar con el perdón, es expresándolo verbalmente, claro que estaría increíble que lo hiciéramos en persona, pero una: puede ser que te sea aún difícil, si se trata de una situación muy fuerte, o que la persona en cuestión ni siquiera esté enterada de la situación, por ejemplo si nos molestó la manera en que nos habló nuestro jefe o incluso un extraño, también puede ser que desde nuestra percepción no le importe ni tantito si nos lastimó, así que ni al caso con ir a decir nada, y de hecho lo importante es que nosotras mismas dejemos ir, entonces nos centraremos en decirlo para que nosotras, Dios, el universo o el ser supremo de nuestra elección lo pueda escuchar.
Ya sea que hagamos una pequeña oración por esa persona de la manera en que nos salga expresarlo, obviamente concentrándonos en cosas positivas; o que simplemente repitamos algo como esto:
“Que ________ sea bendecid@, que sea feliz, que sea amad@”
El truco aquí es que lo hagamos a consciencia, y que de verdad esté saliendo del corazón, así que antes de empezar:
Respira lentamente, inhala echando los hombros para atrás, sintiendo cómo se expande tu corazón, piensa en la persona en cuestión y di en tu mente “te perdono”, y al exhalar deja ir cualquier sentimiento atorado, hazlo un par de veces y di tu oración a continuación; o después de cada exhalación repite la frase de arriba o una parecida, y hazlo tres veces.
Meditación para dejar ir.
Esta meditación nos ayuda a liberarnos de emociones o situaciones que nos causen estrés o incomodidad.
Parada derecha con los pies debajo de nuestra cadera y los brazos a los costados; inhala despacio (4 tiempos aprox) mientras encoges los hombros hacia tus orejas, sostén la respiración (4 tiempos) mientras visualizas la emoción o situación que deseas liberar, exhala lentamente (más o menos 6 tiempos) mientras bajas los hombros echándolos hacia atrás, expandiendo tu corazón, dejando ir cualquier sentimiento con el aire que sale de tu cuerpo. Repítelo tantas veces como sea necesario, empezarás a notar cómo con cada repetición cambiará la sensación en tu cuerpo al pensar en la situación que te molestaba.